“La participación de la comunidad en la construcción de letrinas y el abastecimiento de agua permite que valoren su propio esfuerzo”

“La participación de la comunidad en la construcción de letrinas y el abastecimiento de agua permite que valoren su propio esfuerzo” Image

Las bilbaínas Virginia Alonso de Linaje, geóloga de 26 años, y Ana Matienzo, ingeniera química y medioambiental de 30, colaboraron durante el pasado verano en el proyecto de abastecimiento de agua y saneamiento que medicusmundi bizkaia y la Municipalidad desarrollan en Puerto Cortés, Honduras. Gracias al Programa Juventud Vasca Cooperante, del Gobierno vasco, pudieron conocer de cerca el país y contribuir a mejorar la gestión del agua y la preservación y cuidado del medioambiente.


El pasado mes de julio viajasteis por primera vez a Honduras, ¿cómo fue la llegada y la adaptación al país?

Antes de viajar no sabíamos mucho del país, ya que aquí apenas nos llega información. Honduras y Centroamérica, en general, imponen bastante respeto, ya que siempre lo ligamos a la inseguridad. Así que lo primero que hicimos fue buscar en Internet. Íbamos muy motivadas con el proyecto que nos había tocado, ya que encajaba con el tipo de actividades que buscábamos y a lo que nos gustaría dedicarnos en un futuro, temas vinculados al agua y al saneamiento.

Al llegar lo que más nos costó, más que el clima o el modo de vida, fue adaptarnos al ritmo de trabajo del país. Al principio nos ofrecíamos a hacer de todo, pero como recién llegadas teníamos que esperar e ir adaptándonos al trabajo que ya estaba en marcha.

Durante estos 3 meses, habéis estado apoyando principalmente en el desarrollo de un proyecto sobre agua y saneamiento en Puerto Cortés. ¿Cuál es la realidad en el acceso al agua y saneamiento de las comunidades que habéis conocido?

Se puede decir que estuvimos moviéndonos en tres zonas principalmente. Vivíamos en Cuyamel, donde la comunidad ya tiene acceso al agua y al saneamiento desde hace dos años, gracias a un proyecto de medicusmundi bizkaia. Por otro lado, la oficina está en la ciudad de Puerto Cortés, en la que también existen servicios de agua y saneamiento. Por último, estuvimos trabajando en la zona de El Pantano, donde medicusmundi bizkaia y la Municipalidad están desarrollando en la actualidad un proyecto para el abastecimiento de agua y la construcción de letrinas. A través de estos proyectos se ha logrado que la población tenga acceso a agua y al saneamiento, aunque esto ha provocado que nuevas familias se instalen en la zona, cuyos hogares –de reciente construcción- aún no disponen de agua ni de letrinas. Son varias las comunidades que han mostrado su preocupación, ya que temen que las nuevas familias estén contaminando el agua.

¿Habéis percibido diferencias o desigualdades entre mujeres y hombres a la hora de acceder al agua y saneamiento?

Si, por ejemplo en el Caserío Morazán Doña Teresa nos contaba como antes del desarrollo del proyecto de abastecimiento de agua, ella y sus hijas pequeñas tenían que ir a recoger agua a las 3 o 4 de la mañana. Además, en las comunidades que vivían cerca del río nos comentaban que las mujeres tenían que meterse hasta la cintura para recoger agua, un agua color chocolate que era la que utilizaban para todo, para beber, para cocinar, para lavar… Los hombres son los que se van a trabajar y las mujeres son las responsables de gestionar el hogar, lo que implica buscar agua, cocinar, lavar, etc.

¿Cuáles eran vuestras funciones o en que actividades habéis colaborado?

En un principio, íbamos a apoyar en el laboratorio con temas de calidad del agua (Ana) y en salidas a campo con el equipo de ingeniería (Virginia). Pero al llegar al país comprobamos que podíamos aprovechar parte del tiempo en apoyar otras iniciativas. Así que también colaboramos en las capacitaciones a mujeres, menores y juntas de agua, así como la realización de informes. El poder trabajar con grupos de mujeres, poder escucharles, conocer sus puntos de vista, ha sido muy enriquecedor, muy interesante.

¿Qué tal ha sido la convivencia y el trabajo con el equipo local?

Cómo ya hemos dicho vivíamos en Cuyamel y trabajábamos en Puerto Cortés, que está a 40 kilómetros. Trabajábamos principalmente con la Municipalidad y con Ángel y Eva de medicusmundi bizkaia. Con todo el equipo nos hemos llevado muy bien, pero nuestra convivencia se acababa a las cuatro de la tarde, cuanto finalizaba nuestra jornada laboral, ya que teníamos que regresar a Cuyamel antes de que se hiciera de noche, por seguridad.

En base a lo que habéis vivido y conocido, ¿consideráis que la labor que desarrolla mmb junto a la Municipalidad, tiene un impacto positivo?

Está claro que sí, ya que medicusmundi bizkaia y la Municipalidad han iniciado un proyecto en el que abastecen de agua y saneamiento a una población que carece de recursos para acceder a estos servicios. Por lo que se está desarrollando una gran labor. Además se está logrando que la comunidad forme parte de ello, que no lo vean como simple dinero que viene de fuera, sino que son ellas y ellos mismos los que están haciendo el trabajo; así valoran también su propia implicación y esfuerzo. Participan tanto hombres como mujeres.

¿Cómo valoraríais vuestro paso por Honduras?

Ana: Ha sido una experiencia muy positiva, he aprendido mucho, en especial de cooperación para el desarrollo. El único aspecto negativo ha sido la inseguridad, que en ocasiones ha llegado a agobiarnos.

Virginia: Personalmente me ha aportado mucho, el poder conocer otras formas de trabajar, de aprovechar el tiempo en aspectos que igual aquí no le damos tanta importancia, como hablar o tener contacto más directo con la gente. También me ha servido para descubrir cualidades mías que desconocía, como es el trabajo directo con personas.

Se podría decir que los tres meses que hemos estado en Honduras nos ha ayudado a entenderles. Por ejemplo, entender la inmigración. En Honduras es muy cotidiano la emigración a EE.UU, y una vez conoces las condiciones en las que viven muchas personas comprendes porque lo hacen.

Ir Atrás