La periodista brasileña Elaíze Farias ha concedido una entrevista para medicusmundi Bizkaia, a nuestra voluntaria Ana Juaristi, en la que nos habla sobre el momento político y ambiental actual de su país. Sobre todo, nos hace hincapié en la importancia de la “floresta” amazónica para el equilibrio del clima, sobre la defensa de los pueblos indígenas y su protagonismo.
Elaíze Farias es originaria del estado de Amazonas, en la región norte de Brasil (Amazonía brasileña). Es periodista por la Universidad Federal de Amazonas (UFAM). Tiene una especialización en Etnodesarrollo del Departamento de Antropología de la misma institución. Trabajó en periódicos de Manaos, capital de Amazonas, como A Crítica, Diário do Amazonas y Amazonas em Tempo. Se especializó en la producción de informes socioambientales en la Amazonía, centrándose en los pueblos indígenas y tradicionales, los impactos de grandes obras (hidroeléctricas, mineras, etc.) la florestaamazónica y los modos de vida de sus poblaciones, la crisis climática, las violaciones de los derechos territoriales y los derechos humanos etc. Es cofundadora de la agencia Amazônia Real, con sede en Manaos. Entre los premios que ha recibido, están el Premio Embratel Press, por su artículo «Cheia do Século»; el Premio Onça-Pintada de Periodismo y el Premio Fapeam de Periodismo Científico, otorgado por un reportaje especial sobre el ‘sauim-de-coleira’, un primate endémico de Manaos amenazado de extinción. Entre los premios recibidos por la agencia Amazônia Real se encuentra el Premio de Periodismo Rey de España 2019.
Foto: César Nogueira/Amazônia Real
¿Cuáles son las principales funciones del periodismo ambiental?
El periodismo ambiental de hoy ya no se limita a temas como la ecología, la biodiversidad, la naturaleza. Todos los artículos de la agencia Amazônia Real, de los cuales soy una de las fundadoras, junto a la periodista Kátia Brasil, hacen una conexión entre la agenda ambiental y temas como la justicia social, la exclusión de las poblaciones tradicionales (pueblos indígenas, comunidades quilombolas, comunidades “ribeirinhas”, etc.), las desigualdades sociales causadas por amenazas al medio ambiente provocadas por grandes empresas (como el agronegocio, la minería, las carreteras, las centrales hidroeléctricas), el impacto de la emergencia climática en las poblaciones amazónicas, etc. Presentamos en los artículos una visión más diversificada y compleja sobre las relaciones ambientales y sociales de las poblaciones locales y regionales y sus formas de vida. Contamos historias de grupos sociales y étnicos amenazados, impactados y vulnerables frente a las desigualdades, de la explotación devastadora de los recursos naturales por parte del sistema financiero que solo busca ganancias y el resultado de cinco siglos de colonización constante. Hablamos sobre refugiados, violencia contra menores y cuestiones de género.
En Amazônia Real, las narraciones comienzan con los personajes y sus historias. Son estos personajes invisibles quienes nos llevan a profundizar en nuestros reportajes. Investigamos casos de violaciones de derechos humanos, derechos territoriales, amenazas, invasiones de tierras públicas, deforestación, conflictos agrarios, entre otros temas.
“Hablar de la “floresta amazónica”, sus ríos y su suelo también es hablar de los pueblos que habitan y protegen estas áreas”
¿Qué tiene de especial la floresta amazónica?
Contestaré a esta pregunta con un fragmento de un texto que leí recientemente en un evento en Manaos:
“Todo lo que hacemos por la naturaleza, lo estamos haciendo por nosotros mismos. Hablar de la floresta amazónica, sus ríos y su suelo también es hablar de los pueblos que habitan y protegen estas áreas: los pueblos indígenas. Es valorar el conocimiento de estos pueblos que han resistido durante más de 500 años, apoyados por los espíritus guerreros de sus antepasados. Mencionaré dos grandes líderes indígenas en Brasil: Ailton Krenak y Davi Yanomami.
Krenak dice que ‘estamos a punto de agotar el planeta’ y que ‘todos son igual de vulnerables’. Este no es un discurso aislado. Los científicos, expertos en clima, también lo advierten. Otro gran líder indígena, Davi Yanomami, expresó un pensamiento muy fuerte y preocupante. Dijo que ‘cree que la guerra del pasado va a suceder’.
‘Ellos [los enemigos de la naturaleza y los pueblos indígenas] quieren que luchemos entre nosotros para que no quede nadie para proteger la floresta». Davi dice «esto es una trampa, porque solo quieren que los napë [no indígena] permanezcan vivos’.
Pero Davi también dice lo siguiente: ‘Reaccionaremos sin miedo porque tenemos el derecho de defender la vida de la tierra, de las aguas, la vida de la floresta. Hacemos eso, pero no es solo por la vida del pueblo Yanomami. Es para la vida de la gente de la ciudad también’.
Quiere decir que los pueblos indígenas, a pesar de sufrir racismo, ataques y asesinatos, también están protegiendo la floresta para salvar la vida de los ‘blancos’ (no indígenas)”.
Entonces, la floresta lo es todo. Forma nubes de lluvia y regula el clima, controla los niveles de agua que van a otras regiones; alimenta otros ecosistemas y también es una fuente de humedad para otros continentes. Hay innumerables investigaciones científicas que lo atestiguan. La floresta amazónica es la vida misma de la humanidad hoy y, sobre todo, de las generaciones futuras.
“Todo se justifica en nombre de un desarrollo basado en un modelo neoliberal”
¿Es el actual gobierno de Bolsonaro responsable de la última crisis en la Amazonía?
El Estado brasileño siempre ha visto la naturaleza y la riqueza de la Amazonía solo como un proveedor de materia prima para obtener beneficios y para lo que llama «desarrollo». Es una visión de progreso basada en la apropiación de la naturaleza, totalmente exclusiva y desigual, que privilegia a unos pocos y que ya no tiene cabida en nuestros tiempos. El ecosistema corre el riesgo de ser devastado y colapsar. Las poblaciones humanas y no humanas corren el riesgo de desaparecer. Hay pocas experiencias, a lo largo de la historia de Brasil y de la Amazonía en las que su riqueza natural haya sido respetada por el aparato institucional.
Sin embargo, en el período actual del país, bajo el gobierno de Jair Bolsonaro, la Amazonía ha sufrido un ataque sin precedentes desde la reapertura democrática, con el fin de la dictadura militar en el país, en 1985. La región amazónica ha sido una de las principales los objetivos de Bolsonaro. Hay una movilización sincronizada de los enemigos de la floresta y de las poblaciones locales, cuyas consecuencias son violencia, agresión, racismo, discriminación, asesinatos de indígenas, invasiones de sus tierras y prácticas neocolonizadoras que van desde el intento de rescatar una vieja política del gobierno brasileño -conocida aquí como «integracionista»- a la evangelización de los pueblos indígenas, con una fuerte connotación religiosa fundamentalista.
Todo se justifica en nombre de un desarrollo basado en un modelo neoliberal, exclusivo y un concepto de «progreso» que beneficia solo al gran sector económico: minería, hidroeléctrica, madereras, monocultivos, cultivo de plantas exóticas (ejemplo: caña de azúcar) en florestas nativas, agricultura, soja, grandes constructoras, etc.
¿Quiénes son los principales actores de la devastación en su región?
Los ataques contra la Amazonía y sus pueblos son múltiples y simultáneos, con consecuencias graves e inmediatas. La floresta amazónica, de la que depende gran parte de la población de la región, es blanco de madereros, ganaderos, granjeros y mineros ilegales. Muchas de estas personas son brasileñas, pero también hay extranjeras, hay empresas multinacionales de países europeos, como Hydro, cuyo principal accionista es el gobierno de Noruega. Esta compañía causó un accidente que contaminó ríos con residuos minerales en ríos en el estado de Pará, en el norte de Brasil, en 2018.
También hay los llamados «grileiros», un término regional atribuido a quienes invadieron tierras públicas durante décadas y construyeron ilegalmente su riqueza, a costa de mucha violencia contra las poblaciones más vulnerables. Estos «grileiros» son personas de gran poder económico y político y pueden interferir en las acciones de los agentes públicos y las políticas gubernamentales. Esto es muy grave, porque Brasil basó su práctica política, en los poderes que gobiernan la nación, en la corrupción y en el intercambio de favores.
¿Qué impacto tiene esto en la biodiversidad y la crisis humanitaria de los pueblos indígenas en la región?
Foto: Bruno Kelly/ Amazônia Real
Los impactos son físicos, sociales, culturales y espirituales, además de causar otras injusticias que ponen en peligro no solo a la población indígena y no indígena de la Amazonía, sino también a la del planeta. Estos ataques no son nuevos. En administraciones anteriores del gobierno brasileño, las poblaciones marginadas en la Amazonía ya sufrían violaciones de sus derechos. Pero, en el momento actual en el país, es evidente que las amenazas han superado las del pasado y dominan la lógica de la agenda gubernamental del presidente Jair Bolsonaro.
Las poblaciones amazónicas, el bosque, los ríos y la rica biodiversidad aparecen hoy como una barrera para los grandes intereses financieros que buscan extraer la riqueza de la Amazonía en nombre de las ganancias, dejando solo daños y devastación aquí. Por lo tanto, existe el riesgo de que los grupos humanos en la Amazonía, como es el caso de los pueblos indígenas que viven en aislamiento voluntario, puedan desaparecer y ser eliminados. El método del gobierno para aniquilar el derecho a la supervivencia de estas poblaciones es ocupar sus territorios, alentar el contacto y poner fin a la protección de sus tierras. Un contacto con una sociedad no indígena puede conducir a su desaparición, ya sea debido a conflictos sociales, la interrupción de su organización familiar o debido a enfermedades para las cuales no tienen anticuerpos.
¿Qué voz tienen los pueblos indígenas de Brasil sobre la selva amazónica?
La reacción colectiva de los pueblos indígenas por la defensa de la floresta es permanente y no siempre visible. No es de ahora, ni reciente. Ocurre desde la llegada del invasor europeo, hace más de 500 años, a través de las poblaciones que sobrevivieron y resistieron al robo de sus tierras, masacres, contaminación por enfermedades, evangelización, catequización y todo el conjunto de prácticas de colonización que se actualizan continuamente. Lo que llaman la «voz» de los pueblos indígenas son sus formas de manifestarse utilizando diferentes herramientas para difundir sus pensamientos, sus opiniones y su lucha contra los ataques y la defensa de los derechos. Las nuevas generaciones buscan dominar los medios tecnológicos para difundir sus formas de movilización. Están en las redes sociales, en Internet, en los medios, en foros de discusión. Tienen aliados no indígenas, pero sobre todo luchan por ser protagonistas de sus historias. La floresta, los ríos y el territorio son el hogar de los pueblos indígenas. La naturaleza no es solo un ser creado para servir a la humanidad, es una parte integral de la humanidad; es la humanidad misma. Un bosque, un río o un puñado de tierra son la familia de los pueblos indígenas, como muchos pueblos cuentan en sus narraciones.
“Los pueblos indígenas, y las poblaciones tradicionales, pueden contribuir a un cambio de paradigma en el contexto de creciente crisis climática, y violencia social”
¿Crees que los «problemas ambientales» sacuden el paradigma del desarrollo y el bienestar de la sociedad?
Los pueblos indígenas y las poblaciones tradicionales en la Amazonía pueden contribuir a una transformación civilizadora y un cambio de paradigma en el contexto actual de creciente crisis climática y violencia social frente a los grandes desafíos mundiales. Son estos grupos sociales los que tienen la capacidad de formular formas de vida alternativas y cuya experiencia de armonía y respeto con la naturaleza puede servir de inspiración para otros lugares del mundo, y refutar la retórica capitalista, exclusiva y devastadora del «desarrollo». El modelo económico que viene dominando durante siglos ha causado una gran destrucción humana y ecológica; solo un pequeño grupo, los muy ricos, se benefician. Por supuesto, este es un debate profundo, que no cabe en una entrevista. Existe una necesidad de reflexiones más específicas y profundas, que incluso rescaten todas las condiciones históricas que nos hicieron llegar a donde estamos hoy. No debemos olvidar que todo este problema se basa en la dominación colonial, desde que los europeos salieron en busca de la explotación de los recursos naturales de otros mundos, expropiándolos y saqueándolos.
Foto: Ana Mendes/Amazônia Real
¿Por qué y cómo debería Europa preocuparse por preservar un ecosistema tan valioso como el Amazonas?
La agenda social y ambiental de Brasil está cada vez más presente en los debates internacionales debido a las amenazas sin precedentes desde la reanudación del régimen democrático del país, que han aparecido con el ascenso de Jair Bolsonaro al poder. Es complejo analizar el contexto político frente a la dinámica acelerada de las decisiones de Bolsonaro perjudiciales para el medio ambiente y las poblaciones que lo protegen. Los ejemplos son evidentes: aumento de la deforestación; aumento de los incendios forestales, retirada de los derechos de las poblaciones tradicionales e indígenas; relajación de las leyes ambientales; intensificación de conflictos sociales, etc.
En un contexto global, es importante que haya una reacción y una movilización en defensa de la floresta, pero no solo la que forma parte del bioma amazónico, hay otras importantes, en otros continentes, de las que depende el equilibrio climático. En el caso de la Amazonía, es importante que las poblaciones de otras naciones busquen fuentes de información creíbles, preferiblemente de medios que operan en la propia Amazonía. También es importante que las poblaciones de los países europeos se deshagan de la visión estereotipada y estigmatizada de la Amazonía. Que abandonen muchos conceptos de su imaginario que proviene de la época de la colonización. Quizás pocos europeos lo sepan, pero la mayor parte de la madera extraída de los árboles amazónicos (talados ilegalmente) se exporta a otros continentes. Incluyendo Europa. En otras palabras, indirectamente, los europeos están comprando muebles, amueblando sus hogares u oficinas, con madera extraída ilegalmente de la floresta amazónica. Esta ilegalidad ha sido objeto de investigaciones policiales por parte de Brasil y las instituciones de justicia, pero es tan compleja que es difícil identificar a los delincuentes. Quizás al presionar a sus gobiernos, personas de otros países, como los de Europa, puedan ayudar a denunciar esta ilegalidad. Es necesario advertir que la naturaleza tiene límites y que la simple tala de un árbol en el Amazonas puede afectar una vasta área del planeta.