Las violencias que cruzan los cuerpos de las mujeres se intensifican durante el confinamiento en el marco de la Covid-19. En Honduras el aumento de las violencias contra las mujeres no es nuevo. Las niñas, adolescentes y mujeres adultas se desarrollan en un entorno de exigencia y anulación del propio ser, condicionadas a vivir para otros y relegándolas al ámbito privado, el cual suele ser el lugar más inseguro para las mujeres.
En un estudio reciente realizado por el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (CEPAL), Honduras figura como el segundo país con más femicidios en Latinoamérica después de El Salvador, con 5,1 mujeres muertas por cada cien mil habitantes.
A lo largo de los años, La Unidad de Desarrollo Integral de la Mujer y la Familia (UDIMUF), que trabaja con y para las mujeres, la comunidad LGTBI, y la población joven, hemos podido identificar que el lugar menos seguro para las mujeres que acompañamos en procesos comunitarios es el hogar. Por lo tanto, fue alarmante saber que, debido a la pandemia por la Covid-19 y las medidas de seguridad decretadas, las mujeres estaban siendo obligadas a quedarse en cuarentena con el agresor. Es por ello, que desde UDIMUF se planteó la necesidad de realizar la investigación titulada “La violencia basada en género que viven las mujeres en el municipio de La Ceiba durante el confinamiento y la cuarentena, en el marco de la pandemia del Covid-19”.
[Ante este sentimiento de desprotección, las mismas mujeres organizadas y feministas a nivel comunitario han dado respuesta a la otra pandemia, las violencias que cruzan los cuerpos de las mujeres]
Esta investigación está focalizada en visibilizar cómo viven la violencia doméstica, violencia sexual e intrafamiliar las niñas, adolescentes y mujeres en el marco de la cuarentena y confinamiento por la pandemia de Covid-19, específicamente en la ciudad de La Ceiba, Honduras.
La investigación nos brinda un análisis sobre el comportamiento de estas violencias y cuál es la respuesta de los operadores de justicia y cómo se evidencia la desigualdad debido a la división sexual del trabajo (durante el confinamiento las mujeres se han visto obligadas a ejercer un triple rol). De igual forma se reconoce la indefensión en que viven las mujeres y como ante este sentimiento de desprotección, por la respuesta tardía de un Estado femicida e indiferente a las necesidades de las mujeres, las mismas mujeres organizadas y feministas a nivel comunitario han dado respuesta a la otra pandemia, las violencias que cruzan los cuerpos de las mujeres.
Cautivas y violentadas: mujeres, adolescentes y niñas sin respuesta
Entre los meses de enero y septiembre de 2020, se registraron un total de 76.520 llamadas a nivel nacional por violencia doméstica e intrafamiliar. A pesar de contar con una línea de auxilio, la poca confianza en las instituciones del Estado provoca que las mujeres prefieran acudir al apoyo de organizaciones de mujeres. Desde el 911 se identificó que hubo poca o nula respuesta.
Durante la pandemia se identificó que las necesidades inmediatas de las mujeres estaban ligadas a cubrir sus necesidades básicas -alimento, vivienda, empleo-, siendo un reflejo de la feminización de la pobreza y violencia económica y/o patrimonial por parte de sus parejas o padre de sus hijos e hijas.
Desde UDIMUF reconocemos que previamente a la pandemia la situación era alarmante. Sin embargo, durante la misma se desnuda la violencia institucional y como ésta es una de los principales obstáculos para que las mujeres avancen en sus procesos de reconocerse como sujetas de derechos.
Investigación completa en la página web de UDIMUF