¡Hola! Somos Belén Gómez, Ane Loidi y Oihane Pildain, de Getxo, Bergara y Mondragón respectivamente. Nos encontramos en nuestra última semana del programa ‘Juventud Vasca Cooperante’, que venimos disfrutando desde el 18 de julio. En estos dos meses y pico que llevamos hemos estado colaborando en la Asociación Civil Colectivo Poder y Desarrollo Local, también conocida por su acrónimo CPDL, cuya sede se encuentra en el municipio de San Andrés Semetabaj, en el departamento de Sololá (Guatemala). Esta Asociación tiene como objetivo ayudar a la construcción de una sociedad con equidad de género, justicia, libertad y democracia, y los principales grupos objetivo son las mujeres indígenas y los jóvenes.
La asociación se estructura en diferentes áreas de trabajo, denominados “componentes”, distinguiéndose así el componente de Mujer, Juventud, Trabajo y Productividad, Salud y el Observatorio de Participación Ciudadana. Cada una nos hemos integrado en el componente que, de acuerdo a nuestra formación y experiencia, se ha considerado más conveniente. De esta forma, Belén ha estado colaborando en el componente de Juventud, Ane ha estado colaborando en el componente de Trabajo y Productividad, y Oihane en el de Mujer. Si bien las tareas y actividades en cada componente han variado, también hemos tenido la oportunidad de acudir en conjunto a distintas actividades, como a la manifestación el 30 de julio contra la trata de personas, en el Día Mundial Contra la Trata de Personas, o a un Foro por el Día Mundial de la Juventud, en el que tuvimos la oportunidad de presentarnos ante los jóvenes asistentes y pudimos conocer otras ONGs locales.
El equipo de trabajo de CPDL nos ha acogido de maravilla, y con sus consejos, recomendaciones y acompañamiento han contribuido considerablemente a nuestra integración en el país. Un país con gran belleza que nos ha dejado imágenes preciosas grabadas en la retina, como la panorámica del Lago Atitlán, y otras muy duras como la pobreza, los niños ayudando a sus familias en el trabajo en lugar de estar en la escuela o jugando… Un país en el que la desigualdad entre clases sociales es manifiesta, en el que las mujeres no descansan, en el que sigue viva la cultura maya, que se saborea en sus deliciosos platos típicos como el pulique, el pepián o el salpor, que se observa en las telas de los preciosos güipiles que visten las mujeres, y que se siente en el bullicio de las calles en el que se mezcla el caos de los cableados eléctricos siempre a la vista, con el tráfico dominado por los tucs tucs, y el olor que desprenden los puestos de comida.
La experiencia ha sido muy enriquecedora a todos los niveles y la buena relación con nuestras compañeras y compañeros ha trascendido las paredes de la oficina, y esperemos que trascienda también la distancia que separa los continentes. Por todo esto sabemos que la despedida va a ser dura, que volveremos distintas y que el aprendizaje que nos llevamos no tiene precio.